Buenos amigos
El tocadiscos es nuevo. Las cortinas son nuevas. Incluso han estrenado un par de zapatos cada uno. Blancos y negros los de él, con cordones. De charol, tacón fino, los de ella. El cierre de piel rodea el tobillo.
El disco no da para más. Pero continúan. Suena el teléfono. No contestan. Cada uno a lo suyo. Fuman.
– ¿Por qué bailamos?
– Supongo que somos felices. Quizás intuimos que será la última vez. No sé.
– ¿Qué será la última vez? ¿Bailar? ¿Ser felices?
Él se detiene. Mira a la mujer y camina hasta la esquina en la que baila. Ella también se detiene. Le mira sin saber qué hacer.
– Lo de ser tan buenos amigos. Llevamos años jugando a serlo. ¿No te parece que ya está bien?
Ella se acerca a la estantería. Elige un disco, lo saca de su funda y sustituye el que han escuchado. Se agacha para desabrochar el cierre de piel que rodea el tobillo. Él hace lo mismo con sus cordones. Descalzos.
– Te advierto que soy terriblemente ordenada, maniática; los domingos soy incapaz de madrugar y agradezco mucho que me sirvan el desayuno en la cama…
Intenta decir algo más, pero el le pone un dedo en los labios.
– Siempre quise tener un tocadiscos nuevo. No hay más.
junio 15th, 2010 at 7:46 AM
Este(texto)más de un desmayo provocará…
La pena es que amigos, podrian serlo eternamente.
junio 15th, 2010 at 9:57 AM
Bonito texto.
junio 15th, 2010 at 2:36 PM
Cuando una relación funciona ¿Por qué hay que cambiarla? Si intentan ser algo más que buenos amigos, igual dejan de bailar.
junio 16th, 2010 at 8:38 AM
Exactamente Edda.