Los pies en el suelo
– No te desesperes. La gente con dinero cree dar lustre a su idiotez si pone un intelectual en su vida. Le llevan a las fiestas para presumir, le enseñan como si fuera una atracción más. Algo así como la inevitable banda de jazz en el jardín que aburre a todo el mundo y termina tocando pasodobles para poder regresar. Tú cobra todo lo que puedas y deja los escrúpulos para cuando trates con los pobres de siempre.
– Pero llevo toda mi vida intentando evitar esta mierda. Desde niño quise ser escritor y no un mono de feria.
– No, hombre, no. Llevas toda la vida soñando con esta posibilidad. No te odies por ello ni trates de engañarte. Una cosa es lo que se dice en la taberna a cuatro infelices que van de bohemios y otra la realidad. Además, todos los que te critican te envidian.
– Joder. ¿Cuándo perdí la esencia de lo que quise ser?
– Tal vez nunca la tuviste. Todos tenemos un precio. Y todo. Hasta el talento lo tiene. Olvídalo.
diciembre 2nd, 2010 at 12:03 PM
Que pena, y que verdad y que asco.
diciembre 2nd, 2010 at 3:21 PM
«Tener los pies en el suelo no te impedirá tocar el cielo». No consigo recordar de quién es esta frase.
A veces esa es la única puerta. Si la dejamos entreabierta siempre podremos dar marcha atrás. Lo importante es no perder del anclaje.
diciembre 2nd, 2010 at 6:04 PM
Esto es exactamente lo contrario a su caso.
Usted frente a miles de monos de feria faltos de integridad perdida por el camino que ni ellos mismos saben a dónde les lleva.
Un saludo, Sr.Ramírez.