Nombres (4)
María.
Un día (no lo recuerda con nitidez) llegó tarde a trabajar, el bajo del pantalón no estaba perfectamente cosido, un mechón del flequillo no estuvo en su sitio e, incluso, no encendió su primer cigarrillo de la mañana por entero. Así, caminó hasta la tienda de comestibles. Antonio, un tendero amable y pulcro, atendió a María como si fuera una más. Ni siquiera buscó las monedas más lustrosas para entregarle el cambio. Nadie le cedió el asiento en el autobús. Su novio olvidó darle un beso al despedirse. Desde ese momento se le aclaró el azul de los ojos, dejó de mirar a los lados, se tatuó una sonrisa sin exageraciones y decidió llevar una vida de lo más normal. Perfecta.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
diciembre 12th, 2009 at 4:21 PM
Yo a eso no lo llamaría una vida perfecta!!!!!!
diciembre 12th, 2009 at 4:40 PM
Es el personaje que más me gusta. Ser una más, pasar desapercibida. La mejor manera de ser uno mismo.
diciembre 12th, 2009 at 6:33 PM
Hola G.
Supongo que llega un momento en el que las exageraciones ya no tienen sitio.
Sé feliz, María.
Un beso.
diciembre 12th, 2009 at 10:14 PM
Y seguro que en realidad nadie se dio cuenta de que María ya no era tan perfecta como antes. Como mucho, la notarían bastante más accesible.