Nombres (5)
G.
El volcán se encuentra en plena erupción. Han pasado muchos meses desde que la montaña comenzó a escupir piedras fundidas. Cerca de él apenas se puede respirar. Ceniza, vapores venenosos, un calor insoportable. Se ha convertido en un lugar inaccesible.
El hombre se apoya contra unas rocas recalentadas. Se acostumbró, poco a poco, a resistir en ese infierno. Fue el único que quedó atrapado. Y de allí ni se sale ni se entra.
Le lloran los ojos, respira con dificultad, pero respira. Se protege como puede con lo que tiene a mano. Pensó que alguien podría intentarlo por el aire. O por tierra con el material adecuado. Aunque ya no gasta energías en pensar. Ni en eso ni en nada. Ir hasta allí es imposible para cualquiera. Además no hay voluntarios. Se conforma al pensar que, al menos, allí gobierna él. Entre azufre, lava y cenizas, pero él y nadie más.
Una nueva explosión. Un río incandescente que se aproxima con rapidez. Corre. Logra encontrar un refugio seguro.
Mira hacia el lugar en el que antes se veían las sirenas. Oscuridad absoluta.
Se acurruca agarrándose las piernas. Sabe que ya es corto el recorrido. Cierra los ojos murmurando la imposición de no soñar. Esperando que comience un nuevo día.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
diciembre 12th, 2009 at 10:13 PM
¿Cómo puede saber que no hay voluntarios para entrar a rescatarle, si está ahí dentro aislado del exterior? La incomunicación ocurre en ambas direcciones, para ser rescatado hay que saber ver la mano que te tienden o el cable que te echan.
diciembre 12th, 2009 at 10:42 PM
Sí lo sabe, Neke. Las luces desaparecieron. Allí no queda ni nada ni nadie.
diciembre 12th, 2009 at 11:02 PM
Si todavía puede soñar es porque no ha perdido del todo la esperanza. Nadie está completamente solo.
diciembre 13th, 2009 at 12:20 PM
Perfecta descripción del tormento.
Núria A.
diciembre 13th, 2009 at 1:16 PM
G.
Comenzará ese nuevo día!!!
diciembre 15th, 2009 at 9:03 AM
Maravillosa ficción.Podemos hasta oler el azufre…
Eres un narrador persuasivo.