On – Off
El brillo de los ojos termina difuminándose. Llegado el momento, desaparece. Pero no es ninguna tragedia. El resplandor aparece en otro lugar. Alguien o algo pulsa el interruptor de apagado y, al mismo tiempo, sin saberlo, hace lo mismo con otro de encendido. Se acaba la pasión y comienza un eterno momento de placer sin alaridos ni urgencias. Se corta la luz a las pupilas y se enciende la de la inteligencia.
Como casi todo, el problema tiene que ver con la perspectiva y no con las intensidades ni los brillos. Se trata de saber mirar dónde se encuentra ese punto luminoso, de saber cómo se va desplazando de un sitio a otro. Al mirarse frente a un espejo también.
enero 28th, 2011 at 7:59 AM
Y de no bajar la mirada al suelo. Perderíamos de vista ese punto de luz. El interruptor se quedaría en «off» permanentemente.
enero 28th, 2011 at 7:10 PM
Sí. Se trata de eso, de saber mirar dónde se encuentra ese punto luminoso. El de uno mismo. El de el de enfrente. E intentar no perderlo jamás.
Precioso, para variar.