Pecados Capitales (II)
Llamaban a la puerta. Sin abrir los ojos, esperó a escuchar las pisadas que se alejaban. La casera se quejaba con amargura. Alargó el brazo intentando agarrar el vaso. Se lo llevó a la boca sabiendo que no contenía una sola gota de agua. Miró al techo pensando en el tiempo que llevaba allí metido. Supo que era lo último que haría. Ni siquiera el azar tenía ganas de hacer.
– ¿Sabemos algo de él? preguntó el policía de pelo canoso.
– Sí. La casera dice que no le faltaba de nada, que salía poco. Apenas sabía nada de él. Ya sabes, lo de siempre.
agosto 3rd, 2010 at 8:58 PM
La pereza es enemiga de la destreza, que lo sepas.
agosto 3rd, 2010 at 10:16 PM
El dibujo no tiene desperdicio, es raro. El texto, perezoso, sale adelante y el «Desafinado» está afinadísimo.
agosto 4th, 2010 at 7:33 AM
No es un mal pecado la pereza, no del todo vamos….
agosto 4th, 2010 at 8:52 AM
Y más si la estación en la que se encuentra es el veranito..ummmmmmmmm que pereza pato…patoooooooooooo