Pecados capitales (VI)
– Llevan tres días encerrados sin salir de la habitación. La que lían cada noche.
– Eso es lujuria. Vaya par de sinvergüenzas. No quiero que nadie se entere de lo que está pasando aquí. ¿Me entiendes?
– No creo que sean sinvergüenzas, madre. Están recién casados y recuperan el tiempo perdido. Su vida entera comienza ahora. Y a nadie le interesan estas cosas. Por eso no te preocupes.
– Unos guarros, eso es lo que son. Pecadores. Un hombre y una mujer sólo deben encontrarse para procrear. Y sólo para eso. Lo que estos dos hacen es una guarrada.
– Si es así, si todo es una enorme guarrada, es que lo están haciendo bien, madre.
– No seas descarada. Esos pensamientos son el germen de la lujuria, del pecado. Parecéis animales. Yo sólo me entregué a tu padre en silencio y en la oscuridad. Por amor.
– ¿Y dices que fuiste feliz? Mentir también es pecado, madre. Uy, ya empiezan otra vez. Vaya con el niño. Parecía una mosquita muerta y mira.
– Me estáis matando entre todos.
La muchacha se levanta y camina hasta el cuarto de baño. De los tres, elige el de la planta alta. Desde allí puede escuchar. Habrá que recuperar el tiempo perdido como pueda, murmura.
agosto 8th, 2010 at 8:14 PM
¿Lujuria? Yo a este post lo llamaría «Envidia», jeje.