Karla Sofía Gascón abandonada a su suerte ¿Se lo merece?

Karla Sofía Gascón.

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El pasado nos persigue sin dar tregua; unas veces para facilitar las cosas, otras para convertir nuestro particular infierno en el temido territorio del ‘te lo mereces’. Y todos tenemos un pasado, uno solo. Por más que inventemos media docena de ellos que nos permitan fingir haber sido una especie de hada madrina, por más que queramos evitar ser lo que somos; no podemos acabar con una carga sobre la espalda que se hace casi insoportable en algunos casos. El caso de Karla Sofía Gascón es el más reciente.

El pasado es sigiloso, traicionero y perseverante. Sea cual sea, sea como sea, nos puede jugar una mala pasada. Por eso nos obsesiona, por eso tratamos de mantenerlo en un lugar al que nadie pueda acceder. Y, por eso, causa perplejidad que las redes sociales se estén convirtiendo en el mayor almacén de pasados jamás conocido. Si pensamos que con un par de clicks estaremos expuestos, antes o después, ante todo aquello que nos gustaría poder ocultar, olvidar o preservar, sin remedio, el vértigo nos hace tambalear. Es cierto que las redes están colonizadas, sobre todo, por gente joven y que todavía creen no tener pasado, que nunca lo tendrán, que solo el presente o el futuro es lo que cuenta. Pero, pasados unos años, ya habrán tenido tiempo de tener una percepción distinta. Es lo que le ha sucedido a Karla Sofía Gascón.

A esta mujer se le está dando de lo lindo desde la derecha por acción, desde la izquierda por omisión, desde el mundo del cine, en programas de televisión, en redes sociales y en las tascas en las que se le tacha de ser un ‘puto tío’. Es verdad que lo que escribió hace años es detestable, condenable y muy desafortunado, pero su trabajo como actriz sigue siendo igual de bueno o malo que hace un mes. Fue insensata y boba aunque todo ocurrió hace años y las personas evolucionamos.

Eso sí, todo esto se está revistiendo con ropajes de diversos tactos, tonos y grosores; ropajes que, en algunos casos, ya forman parte de un andamiaje absurdo, interesado y anacrónico. Que esto es un escarmiento a todo el colectivo trans me parece llevar las cosas a extremos. Esto solo es el resultado de tener el dedo muy suelto y ser una temeraria que quiere ser ocurrente y graciosa. Este es un ejemplo, pero se están diciendo muchas cosas que me niego a reproducir porque me parecen irrelevantes y estúpidas.

Ninguno de nosotros pasaríamos una prueba exhaustiva que tuviera como objeto analizar nuestro pasado. Y muchos de nosotros (con o, me refiero a los hombres) tendríamos graves problemas para poder justificar algunas cosas de las que pasaron en fiestas o juergas en las que antes se producían situaciones que se daban por buenas. A los ligones de hace cuarenta años hoy se les convertiría en fosfatina.

Creo que es injusto lo que está pasando con Karla Sofía Gascón igual que me pareció injusto lo que ocurrió con Plácido Domingo (un ligón gilipollas y pesado, un narcisista de manual que resulta ridículo al que le pasaron factura veinte años después). Aunque, lo de Karla, he de decir que lo estaba viendo venir porque eso de recoger un premio y convertir el momento en un espectáculo casi insultante para los que no somos trans era un peligro brutal, un explosivo con la mecha muy corta que ha terminado explotando en las manos de la actriz. La sociedad actual está soportada por este tipo de cosas que tanto se refuerzan en redes sociales. Demoler la brillantez al precio que sea.

Que Karla Sofía Gascón se vaya despidiendo del Oscar y de su carrera artística como gran figura de la interpretación.

G. Ramírez

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