Desayuno, comida, merienda y cena. Banda sonora para un día invernal

 

© Willy Ronis. Ménilmontant (Devant Chez Mestre), Paris. 1957

Comenzar el día entre quejas o revolcado por las propias miserias no es bueno. Conviene querer pasar un buen día, sonreír y no pensar que los que te rodean son una banda de vagos, miserables, traidores o aprovechados. Nada mejor que escuchar buena música mientras desayunas o vas al trabajo.

   

Comer significa charlar, reír, disfrutar con y de los amigos o de la familia. Pero alguna vez toca hacerlo solo y una buena canción es la mejor de las compañías. Si el tema tiene que ver con Bill Evans, mejor que mejor. Esta es la canción por la que quedé enamorado del jazz por siempre jamás. Y la escuché, por primera vez, comiendo a solas.

   

Durante la merienda, descansamos y volvemos a cargar la batería para llegar hasta el final del día sin problemas. Un café, un buen pastel, una ventana por la que mirar, un pensamiento siempre sobre la palma de la mano. Y una canción preciosa que nos permita evaluar cómo va el día, cómo hay que encarar el final de la jornada.

   

Y antes de dormir, pensar en algo bonito, escuchar algo bonito y querer soñar con algo bonito. Mi recomendación es pensar, escuchar y soñar con uno mismo. Al fin y al cabo somos lo más importante de nuestra vida. Sin nosotros no hay nada más.

   

G. Ramírez

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