Experimentos (II): Regreso a la niñez -Elena, Raquel, Blanca-

© Endre Friedmann. On the way to school, 1964

Un olor, un sabor o una canción nos pueden llevar hasta nuestra niñez, hasta cualquier otro tiempo. Para sentir, por ejemplo, esa felicidad que tanto nos protege, que tanto nos arropa en los momentos más amargos. Novena entrega de las colaboraciones que están enviando los lectores de La Vida del Revés. Sensaciones preciosas que dibujan la vida para siempre. 

Elena Camacho 

Esta canción me sigue poniendo la carne de gallina. Todavía recuerdo cómo grite al acabar el libro. Me creí 'La historia interminable' de pe a pa. Es lo que tiene la infancia... Lo mejor, de hecho. Me recuerda a las vacaciones, a casa de mis abuelos (el mejor lugar del mundo) con una habitación llena de novelas de aventuras que me hicieron amar la lectura. Además, mi abuelo trabajaba en la Universal, así que cada vez que íbamos a Barcelona, nos llevaba al cine a ver todas las películas infantiles que había... Tuve una infancia impagable y los mejores abuelos del mundo.


Raquel González

Siempre que la escucho ahora, me trae una sonrisa, recordándome la alegría de esos días inocentes y felices. La repetición de esa canción en momentos de la infancia evoca la simplicidad de aquellos años. Volver a escuchar me transporta a esos días felices, donde las preocupaciones eran mínimas y las noches se disfrutaban con una sonrisa …


Blanca Borrell

Cada vez que suena esta canción, recuerdo colgarme de la puerta del coche de mi padre y gritar, hasta quedarme sin voz, la letra entera de la canción. Debía tener 8 o 9 años. Mis padres no podían contener la risa, me grababan con la handy-cam y  yo no sabía qué sorprendía tanto. Mis hermanos se reían y me picaban. ¿De quién me había enamorado para cantar de aquella manera? me preguntaban. De todo. Me parecía un himno a la felicidad. Creo que en aquel entonces no entendía el peligro que supone ser una romántica en tiempos de modernidad.

Comentarios

Form for Contact Page (Do not remove)