Maltrato en la guardería
© Walker Evans. Children Playing on Sidewalk Next to Gutter Grating, New York City, 1928-33
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Hemos podido ver en redes sociales un vídeo en el que una trabajadora de una guardería trata con violencia y habla con una brutalidad inusitada a una cría pequeña (creo que de tres años de edad). Ahora sabemos que han sido detenidas cuatro personas acusadas de malos tratos a los bebés (2) y por omisión de ayuda y no denunciar (las otras dos) de ese establecimiento. Y hemos podido ver un vídeo en el que la agresora habla con una periodista y con la madre de la niña en el que se escucha a esa madre decir que no ha podido dormir y que está muy nerviosa, a lo que la trabajadora le dice que se tome un lexatín. Todo un alarde de mala educación, grosería y estupidez.
Como ya es costumbre en esta sociedad, en las redes sociales se han comenzado a decir todo tipo de cosas y, desde luego, no todas acertadas. Desde el clásico ‘si fuera mi hijo esa puta gorda aparecería flotando en el Manzanares’ a ‘los niños deberían criarse en casa con sus madres y otro gallo cantaría’. Como se puede comprobar seguimos siendo unos paletos violentos y machistas. Como se puede comprobar tenemos la cultura del garrotazo tatuado en el ADN.
No faltan los que piensan que un niño que no come es un tormento y que se pueden perder los nervios. Olvidan que los que trabajan en guarderías y colegios cobran para no perderlos (entre otras cosas). Si un niño no come se le comunica al padre o a la madre y punto. Pero golpear a los críos es una salvajada.
Los que creen que los niños deben criarse en casa con las madres ocultan sus verdaderas intenciones que no son otras que secuestrar a su esposa y reducir su vida a una inmensa dependencia del ‘hombre de la casa’. Los que imaginan una forma brutal de represalia no han entendido que para ser demócrata hay que asumir las reglas que impone el Estado de derecho y que no vivimos en la Edad de Hierro. O somos demócratas, pacíficos y feministas o no daremos un paso adelante.
Dicho todo esto, resulta doloroso y repugnante ver imágenes como esas. Y resulta muy preocupante intuir que ese trato pudiera ser algo más habitual de lo que creemos. Provoca indignación saber que un profesional pierde los nervios y trata de resolver el problema de forma violenta y en condiciones de superioridad infinitas. Y resulta frustrante para la sociedad entera (así debería ser, al menos) no tener herramientas para evitar estas situaciones.
Un niño sólo puede despertar cariño y ternura. He sido padre de cuatro hijos y he perdido los nervios alguna vez como les ha pasado a todos los padres del mundo, pero también sé que un guantazo o zarandear a una criatura solo empeora las cosas. Las sociedades miden su estado de salud sabiendo cómo tratan a los niños, a los ancianos, a los más débiles y a los animales. Un grupo incapaz de cuidar de ellos está en serio peligro y tiende a convertirse en una masa informe y salvaje. Aquí se viene (ya lo he dicho un millón de veces) a morir y a cuidar de los demás y sólo a eso; el resto es accesorio. Lo de morir no se aprende y es obligado; lo de cuidar de los demás es un trabajo que no podemos eludir. Eso es todo y no hay debate posible. Empezando por los niños (que son el futuro), siguiendo por los ancianos (que son nuestra razón de ser y gracias a los que llegamos a este mundo), continuando con los más desfavorecidos (que son nuestra vergüenza y a los que no hemos sabido tratar jamás) y terminando por los animales (que son nuestra fortuna y no hemos sabido valorar ni bien ni mal).
Cuidar unos de otros. No parece tan difícil. Morir. Una faena inevitable aunque necesaria.
G. Ramírez
Que la Justicia actúe. A ver si es verdad, que últimamente......
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