Nuestra vida en el fango político (I)
De verdad que no sé qué conseguirá el Partido Popular con la oposición que realiza desde hace meses. Encabezada por una maleducada de manual (sí, la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Isabel Natividad Díaz Ayuso) la oposición del PP es zafia, macarra, destructiva, sorda y grosera. ¿Ha escuchado usted las cosas que se dicen en las sesiones de control al Gobierno que se realizan en el Congreso de los Diputados? Todo es entre soez y desagradable.
No sé si lograrán adelanto de elecciones, si ganarán las próximas elecciones o si serán capaces de cambiar España más allá de la cosmética con la que nos hacen mirar la realidad. No lo sé, pero con la inestimablemente ayuda de los políticos de Vox (y de Milei) ya sabemos que a un presidente del Gobierno se le puede insultar, se le puede acusar sin pruebas, se le puede señalar sin decoro alguno; ya sabemos que las instituciones estarán en peligro y que la verdad será la que dicten medios de comunicación vendidos al mejor postor o sujetos que estudiaron periodismo aunque pisotean la profesión cada día.
La deriva que está tomando todo esto es grotesca. Presidentes de otros países invitados para que insulten al nuestro, buscadores de voces de ultratumba y marcianos convertidos en líderes de masas, políticos carroñeros…
Me avergüenza lo que está pasando y con lo que estamos tragando.
Pedro Sánchez no es santo de mi devoción. Pero es el presidente del Gobierno de mi país, pero es el presidente que pudo gobernar gracias a una aritmética parlamentaria que favorece y perjudica a partes iguales a todo el arco parlamentario, pero es un ser humano al que se le está vapuleando en nombre de no sé qué patriotismo y no sé qué interés nacional.
Vergüenza.
G. Ramírez
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