Yolanda Díaz debería dimitir inmediatamente


Ayer, algunos de los ministros del Gobierno de coalición que preside Pedro Sánchez no aparecieron en el Congreso de los Diputados. Concretamente los que pertenecen a Sumar, al partido dirigido por Yolanda Díaz. Estos ni fueron. Santiago Abascal, muy en su línea, fue un rato a dar la nota y se fue. 
Yolanda Díaz no quiere fotos, no quiere vínculos que puedan arrastrar a Sumar con el PSOE. Pero la pregunta es: si no quiere fotos ¿por qué no dimite de inmediato? ¿Se puede ser leal, pero sólo un poquito? ¿Puedo sostener un Gobierno al mismo tiempo que lo repudio?
Es algo nunca visto antes en la democracia española, es algo que terminaría pasando antes o después porque en el PSOE no es el primer caso de corrupción brutal y porque las lealtades forjadas por narices no suelen funcionar.
Santiago Abascal sí quiere foto y la ha conseguido. Se le ve señalando al presidente mientras le recuerda su indecencia. Eso sí, de camino a casa porque lo de trabajar igual no lo lleva muy bien.
Por otro lado, los independentistas catalanes de Junts dicen querer aprovechar la fragilidad del Gobierno de España para sacar tajada sin escrúpulo alguno. Y los de ERC, en concreto Gabriel Rufián, ya aluden a las prisas para sacar adelante lo que dé tiempo antes de que el barco se hunda sin remedio. Y así, todos.
Y es que el escándalo es monumental y Pedro Sánchez debe dar un paso atrás. Si el narcisismo de este hombre se lo impide, alguien en el PSOE debería jugarse el bigote para salvar lo poco que queda intacto del partido. Eso si es que queda alguien que piense en el partido y no en sí mismo.
Es el fin aunque Sánchez estire la legislatura por los cuatro costados; es el fin porque la cosa puede empeorar de un día para otro. Chivite, en Navarra, ya tiene que dar explicaciones sobre por qué razón no dimite; Ábalos intenta que una amiga saque de su casa un disco duro con datos que podrían ser comprometedores (qué amplio es el círculo de amistades de Ábalos), el tal Koldo afila las uñas porque este marrón no se lo piensa comer solo… Menuda banda.
Por cierto, deberíamos empezar a pensar que un garrulo cualquiera no puede ser ministro y que un mínimo de formación es imprescindible para desempeñar cargos públicos de responsabilidad. No voy a decir que todos tengan que ser ingenieros, médicos o abogados, pero una formación mínima… Si nombrasen director general de su empresa al más tonto de la plantilla, o al más chulo, o al que atufase a corrupción ¿le haría a usted mucha ilusión? Pues no dejemos que nos metan por narices a una banda de garrulos ignorantes, a unos cerdos que se reparten las mujeres como si fuesen barras de salchichón o a unos ignorantes ávidos de pasta y poder.
Que dimita la señora Díaz y haga un último y maravilloso servicio a este país.
Qué fatiga me está entrando con todo esto.
G. Ramírez

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