Los cristianos y el genocidio de Gaza
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Obispos durante el Concilio Vaticano II |
Desde hace unos días escucho con insistencia un argumento completamente estúpido con el que los que no quieren pronunciar la palabra genocidio se excusan ante otros. Nadie quiere ver muerte y violencia, también mueren cristianos perseguidos en el mundo entero y no vemos a los progres quejarse, dicen como si fuera un mantra ante el que hay que claudicar si no quieres traicionar lo que eres. Como es evidente, se trata de comparar una cosa y otra olvidando que la cosa no va de ser cristiano o musulmán; la cosa, mis queridos amigos, va de la dignidad de la persona. Ni siquiera del número de muertos (que también es muy distinto si nos referimos a lo que sucede en Gaza o lo que sucede con los coptos en Egipto), la cosa va de personas, de su dignidad, de la moral natural, de lo que pintamos en este mundo y de lo que no podemos consentir de ninguna de las maneras. Algo así. Por supuesto, eso de referirse a los cristianos para reñir a los que protestan contra el genocidio que se está produciendo, es mezclar churras con merinas y demuestra que el cristianismo en España es de salón, que lo practican (poco y mal) gentes que no saben ni lo que dicen y que se reduce a un mínimo que resulta doloroso.
Para los que ya estén pensando en decir que me importan más los palestinos que los cristianos de Sudán del Sur, les adelanto que la dignidad de todos ellos es igual de importante, pero que por razones obvias, es necesario centrar el foco en Palestina para evitar que el desastre para la propia humanidad acabe con toda esperanza para los hombres y mujeres de buen corazón que son cristianos, indús, budistas o musulmanes.
Voy a recordar lo que los obispos de todo el mundo dijeron en la ‘Constitución Pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia en el mundo actual’, fruto del Concilio Vaticano II. En ese documento, magnífico por cierto, se dice, por ejemplo:
‘La guerra no ha sido desarraigada de la humanidad. Mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacional competente y provista de medios eficaces, una vez agotados todos los recursos pacíficos de la diplomacia, no se podrá negar el derecho de legítima defensa a los gobiernos. A los jefes de Estado y a cuantos participan en los cargos de gobierno les incumbe el deber de proteger la seguridad de los pueblos a ellos confiados, actuando con suma responsabilidad en asunto tan grave. Pero una cosa es utilizar la fuerza militar para defenderse con justicia y otra muy distinta querer someter a otras naciones. La potencia bélica no legitima cualquier uso militar o político de ella. Y una vez estallada lamentablemente la guerra, no por eso todo es lícito entre los beligerantes’.
Más adelante podemos leer lo siguiente: ‘Toda acción bélica que tienda indiscriminadamente a la destrucción de ciudades enteras o de extensas regiones junto con sus habitantes, es un crimen contra Dios y la humanidad que hay que condenar con firmeza y sin vacilaciones. El riesgo característico de la guerra contemporánea está en que da ocasión a los que poseen las recientes armas científicas para cometer tales delitos y con cierta inexorable conexión puede empujar las voluntades humanas a determinaciones verdaderamente horribles. Para que esto jamás suceda en el futuro, los obispos de toda la tierra reunidos aquí piden con insistencia a todos, principalmente a los jefes de Estado y a los altos jefes del ejército, que consideren incesantemente tan gran responsabilidad ante Dios y ante toda la humanidad’.
A partir de aquí, el que intente defender la cristiandad desde la comparación, el odio o la falta de sensibilidad ante la dignidad del ser humano pisoteada por unos pocos, debería pensar que las cosas que se dicen tienen importancia y que no se puede afirmar algo para resultar más guay, que las cosas que se piensan representan lo que somos y que repetir como un papagayo lo que nos envían a un grupo de WhatsApp es patético. Sería más que conveniente leer un poquito antes de abrir la boca y saber de qué se habla antes de escupir un disparate.
Si eres cristiano (aunque simpatices con Vox) debes asumir el cristianismo en su esencia y no solo la parte que te interesa. Y cuando se comete un crimen como el de Gaza hay que tener bien claro que es contra Dios y la humanidad al completo.
A partir de aquí, que cada uno piense lo que quiera y siga demostrando su ignorancia como pueda y le dejen las redes sociales.
G. Ramírez
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