La banca no sabe en qué gastar los beneficios
En el siglo XX, el capital impuso en el mundo occidental una forma de pensar que resultó ser catastrófica, sanguinaria y destructiva: el fascismo. Por ejemplo, buena parte de la financiación que requería un golpe de Estado como el que perpetró Franco en 1936 llegó de la banca de la época. Y la paradoja se produjo cuando el mismísimo Juan March se terminó oponiendo a lo que él había financiado. La banca necesitaba que un sistema económico en claros apuros se pudiera sostener sobre el andamiaje de unas diferencias sociales más acusadas y la posibilidad de hacer lo que dictasen a los Gobiernos. Salió a cuenta gastar un poco para volver a tener todo el poder controlado.
Ahora, la cosa es mucho más disparatada, casi surrealista. No saben qué hacer con el dinero, es tal la cantidad que han acumulado que tienen que inventar algo para dar curso a un dinero que casi no se sabe pronunciar o escribir. Es un disparate que ha pasado desapercibido aunque puede tener como consecuencia la imposición, de nuevo, del fascismo que permita hacer lo necesario, sea legal o no lo sea. ¿Cómo es posible que el mundo se decante por el fascismo otra vez sabiendo que la experiencia resulto desastrosa? Pues aquí tiene usted una explicación.
Y es que si la solución debe ser contraria a los intereses de los países, de los ciudadanos, o del mundo entero, la mejor llave la tiene el totalitarismo, la fuerza bruta, el silbido de las balas.
Nos la juegan a todas horas y nos hacen creer que nuestra vida es una maravilla, nos roban en la cara y nos dejamos a cambio de no perder lo poco que tenemos, y nos dicen que los malos son unos tipos con cuernos y rabos mortíferos que debemos hacer desaparecer como sea (ya fueron los judíos y ahora son los los demócratas, las feministas y los que trabajan por pura solidaridad).
Cuidado con lo que está pasando. Abramos los ojos y luchemos por lo que tantas vidas costo conseguir, por la libertad.
G. Ramírez

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