’La casa de los gemelos 2’ o la decadencia de una sociedad enferma
‘La casa de los gemelos 2’ es un reality, uno de esos programas que quieren vender la falaz idea de que en los platós ocurre lo que podría estar pasando en cualquier casa de España. Por supuesto, y por fortuna, ni este ni ninguno de esos programas es reflejo de lo que pasa en la realidad.
Causa bochorno y estupefacción saber que los niveles de audiencia de este programa están siendo disparatados. Gente defecando en el suelo, pegándose, orinando en la cama de un compañero, utilizando un lenguaje soez y vergonzante. No voy a negar que algunas cosas tendrán gracia en otro contexto (confundir a un jugador de la NBA con Teresa Campos es insuperable), pero el formato produce asco y preocupa, sobre todo preocupa.
¿Cómo es posible que los jóvenes españoles disfruten con semejante espectáculo? ¿Es normal que el entretenimiento se busque allá donde está lo zafio, lo insultante o lo que rebaja la condición humana o lo más animal que se pueda uno imaginar? ¿Qué tiene de gracioso para un joven que se peguen dos señoras que no aciertan a unir dos frases con coherencia? ‘La casa de los gemelos 2’ es un claro síntoma de la decadencia de una cultura que necesita un revulsivo urgentemente.
Los políticos, tan preocupados por tapar sus miserias y descubrir las de los adversarios, han olvidado que un pueblo es su cultura, sus costumbres, sus tradiciones y su esencia. Si casi un millón de personas (¡¡un millón de personas!!) necesitan mirar la pantalla para asistir a un espectáculo tan denigrante para la dignidad de la persona, si un millón de personas han cambiado un buen libro o una buena película por un circo de los horrores tan nauseabundo como ese, algo se ha hecho mal. Y el remedio para estas cosas suele ser difícil de encontrar y durísimo de aplicar.
¿Recuerda usted la última propuesta de carácter cultural que ha hecho algún ministro del Gobierno actual? ¿Recuerda que propuestas culturales formaban parte del programa electoral del PP? ¿Tiene Vox un programa cultural? Seguramente está escrito en algún lugar olvidado para cubrir el expediente. Y es que todos estos políticos de segunda que tenemos en las instituciones o a las puertas esperando su turno podrían ser concursantes de un reality en el que pudiera verse cómo entre ellos son capaces de cualquier cosa salvo pensar en la utilidad pública de lo que hace.
No tenemos remedio y estamos condenados a desaparecer.
G. Ramírez

Comentarios
Publicar un comentario