La III Guerra Mundial a tiro de piedra
Estamos en guerra desde hace
mucho tiempo. No queremos asumir que estamos en peligro, que los conflictos que
se van sucediendo van de lo peligroso a lo temerario, de lo definitivo a una
pérdida total; no queremos asumir que tenemos la guerra a las puertas, a pocos miles de kilómetros, y que un
pequeño detalle, una decisión tomada a destiempo, puede significar que el mundo
salte por los aires.
Decían que las guerras ya no
serían iguales a las que sucedieron en el siglo XX. Falso. Nada de guerras
tecnológicas, nada de guerras en la Internet, nada de guerras virtuales. Las
guerras siguen siendo como lo han sido siempre: jóvenes triturados en el frente,
heridos que arrastrarán secuelas hasta el día de su muerte, hambre, desastres
humanitarios, desolación y violencia máxima. La guerra es muerte, sufrimiento y
destrucción.
Irán ha respondido al ataque que
el Gobierno de Israel lanzó el pasado día 1 en Damasco y que terminó con siete mandos
militares iraníes. Es un ataque sin precedentes. La guardia revolucionaria
iraní habla de 'decenas de drones y misiles contra objetivos específicos' en camino hacia Israel.
No conviene ser alarmista aunque
tampoco debemos pensar que no pasa nada. El conflicto, hoy, tiene carácter
local. Mañana ya veremos. Es muy difícil que la Guerra Mundial estalle sin remedio porque el armamento nuclear garantiza que nadie puede ganar, que nadie saldría reforzado de una guerra.
Y, mientras, los fabricantes de
armas frotándose las manos; el precio del petróleo disparado; los tipos de
interés sin moverse porque es posible que la inflación se vuelva a poner en
marcha en la dirección equivocada; Putin pensando que mientras nos entretenemos
con los iraníes él puede seguir dando candela en Ucrania sin que podamos ayudar
demasiado; los chinos tan pichis porque se van a poner las botas vendiendo de
todo… En fin, un panorama desolador.
La III Guerra Mundial ya hace
mucho tiempo que está viva y nosotros pensando en qué bañador nos ponemos para
tumbarnos en la hamaca y asistir al espectáculo. Como siempre, ajenos a la
realidad.
Comentarios
Publicar un comentario