Experimentos (II): Regreso a la niñez -Gracia Elena, Silvia, Isabel-
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Autor desconocido |
Un olor, un sabor o una canción nos pueden llevar hasta nuestra niñez, hasta cualquier otro tiempo. Para sentir, por ejemplo, esa felicidad que tanto nos protege, que tanto nos arropa en los momentos más amargos. Segunda entrega de las colaboraciones que están enviando los lectores de La Vida del Revés. Sensaciones preciosas que dibujan la vida para siempre.
Gracia Elena Miranda
Hay momentos que se quedan suspendidos en el aire y hay veces que nos ayudan a respirar. Quizá yo no sería yo si no hubiese crecido con los musicales de Marisol o Dúrcal. Grabábamos las películas para escribir las letras como un dictado porque yo no me las sabía tan bien como ella y quería formar parte de esa escena mágica que covertía a mi madre en protagonista, cuando dejaba el dedal. Terminados cientos y cientos de vestidos, y faltando poco para... aunque no queríamos saberlo, una tarde, casi de noche, llegamos con un disco de grandes éxitos, comprado en la gasolinera, con la mejor sonrisa del mundo apartó lo que estaba cosiendo, puso el CD, volvió a cantar y volví a nacer.
Recuerdo ir en el Seat 600, 1 de julio, inicio de las vacaciones familiares y cumpleaños de mi madre que pasaba su gran día sentada con una bolsa gigante de playa de charol con flores amarillas encima de las piernas, éramos 5 y no cabían más cosas en el maletero. Nosotras tres detrás con la cinta de Glen Miller y su orquesta sonando en el radio casete, repitiendo ese estribillo que no nos decía nada de nada, pero mira que es pegajoso “…Pensilvania 6-5000”. Esa sensación de inicio de veraneo tan prometedora.
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