Experimentos (II): Regreso a la niñez -Alfredo, Mariola, Gabriel-
![]() |
Unknown photographer, Frankfurt on the Main: Tuchgaden, 1910 |
Alfredo García
Yo estaba viajando en el maletero de un coche, en los tiempos de ETA. Era joven y tonto y mis amigos y yo pensamos que si no había sitio en los asientos de un coche, bien se podía viajar en el maletero para ir a la siguiente fiesta en el pueblo de al lado. Me tocó a mí por escuchimizado. Les pedí esta canción en el trayecto, que escuchaba contorsionado en el habitáculo y se me disipó el miedo en parte a quedarme encerrado allí para siempre. He sobrevivido a la juventud, pero no a la música que aún me tiene atrapado.
Éramos felices y cantábamos al amor. Mi padre trabajaba muchas horas y le podíamos disfrutar mucho menos de lo que deseábamos, pero los sábados por la tarde nos llevaba a la playa o jugaba con nosotros o nos llevaba a tomar un helado y cantábamos a una sola voz, desentonando mucho porque lo hacíamos fatal. Mi padre estaba absolutamente enamorado de mi madre y le cantaba esta canción y, mientras, los hermanos le acompañábamos, cantando fatal y contentos, emocionados, derretidos de amor.
Mi padre miraba a mi madre para cantarle esta canción; igual de mal que los hermanos. Pero le decía el amor como sólo un hombre rendido ante el cetro de su esposa es capaz de hacerlo.
![]() |
Rumbo a Málaga en su viaje de novios. |
Era un momento mágico. Las caras iluminadas, la complicidad, pasión recordando la eterna juventud que nos queda a todos en la memoria y que en la suya era protagonista. Amor puro, intenso, un sentimiento que ha viajado en el tiempo y ha resistido para que, ahora, sus nietos la bailen en sus bodas.
Mi padre cantaba fatal, mi madre de maravilla, y las voces sumaban para dibujar un mundo que, en el recuerdo, luce precioso y único.
Mis hermanos y yo seguimos derritiéndonos de amor pensando en esos momentos tan bonitos de nuestra niñez.
Comentarios
Publicar un comentario