Experimentos (III): Adolescencia ¿maravilla o fatalidad? -Clara, Keka, Concha-

© Bert Hardy. A young couple hold hands outside the Granada Cinema, 1st April 1957.

La adolescencia es esa travesía por el desierto vital que todos estamos condenados a vivir. Los chicos y chicas adolescentes quieren ser algo que no saben si es posible que exista, se ponen enfrente de todo lo que les rodea porque el universo se perfila hostil, se enamoran sin ton ni son porque el amor es precisamente eso (aunque luego se nos olvida). Durante la adolescencia, llega el primer amor, el primer disgusto que obliga a modificar el rumbo, los descubrimientos vitales más sensacionales. Durante la adolescencia comienza el viaje que aleja de los padres para sentir que el control es de uno mismo y no de los demás. Y eso se puede resumir con una canción y una pequeña reflexión. Claro que se puede. Está es la primera entrega de las colaboraciones de los lectores de La Vida del Revés.

Clara Garcerán

Mi adolescencia fue ochentera total. ¡¡¡Yo hice EGB!!! Fue toda una revolución musical, en la moda, en la televisión...Cómo me gustaba ver 'Tocata' y los videoclip de Michael Jackson o Police. Me encantaba. No había mejor regalo que una cinta o un disco con lo último de tu cantante o grupo favorito.Y nos grabábamos en el cassette lo que nos prestaban los amigos. Fue maravilloso ir descubriéndome poco a poco; mis propios gustos, las nuevas amigas y los primeros compañeros del instituto. Los ratos de charlas y complicidad con mis hermanas mayores. Me encantaba observarlas cuando se maquillaban y se arreglaban para salir en sus primeras citas con los novios. Solian salir juntas y qué guapas estaban las cuatro. Esta canción de Alaska sigue siendo mi alegato preferido, un firme caminar por la vida siendo siempre uno mismo, con defectos y debilidades; y es que si fuera todo perfecto esto sería muy aburrido ¿o no?


Keka Alcaide 

Una canción: 'Para no olvidar' de Los Rodríguez. Cuando andaba prendada de las noches con olor a buganvilla mediterránea, noches de salitre e ilusión porque un bohemio rebelde se cruzase en mi camino… Fue la primera vez que tuve un sentimiento de 'orfandad'. Desde los tres años pegada a mi mejor amiga. Y con 18, cada una a estudiar a un lugar del mapa. Solo recordarlo me provoca un hondo vacío en el estómago. Aunque, también, las noches de verano de mi añorado Mediterráneo donde, envuelta en demasiados grados etílicos quizás, era capaz de sentir, entre música, bailes y luces, que ¡¡¡la vida no podía ser mejor!!!

 

Concha Hernández

Tener un hermano mayor proporciona sus ventajas. Mi hermano Pablo tenía un amigo, Paco, que a mí me gustaba mucho. (Yo creo que a él también le gustaba un poco yo…) Paco era de los pocos que viajaban a Londres en aquellos años y cuando regresaba venía cargado de discos. Paco me permitió acceder a músicas que mis amigas ni por asomo escuchaban y que fueron conformando mi personalidad. A través de él conocí a The Beatles, Elton John y sobre todo a Joan Baez. De ella me enseñó su compromiso con América Latina tras el golpe de Estado que acabó con Salvador Allende. Aquellas canciones en español, 'Gracias a la vida' y 'No nos moverán' se convirtieron en himnos que me acompañarían siempre.

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