¿Por qué fuman y beben los adolescentes?
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Según una Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias en España, presentado por el Ministerio de Sanidad no hace mucho, los adolescentes fuman más.
Está muy bien tener este tipo de datos aunque, a veces, con echar un vistazo a lo que sucede alrededor, es suficiente. Las calles, los parques y allá donde vayamos, están plagados de jovencitos fumando y bebiendo a todo fumar y a todo beber. Es una imagen penosa y muy normalizada.
¿Por qué fuman los jóvenes españoles? Fundamentalmente porque les da la gana. Los padres y madres tendemos a buscar razones de lo más variadas que expliquen todo esto: las malas compañías; mi hijo quería integrarse en un grupo y no tuvo más remedio que fumar; alguien le ha echado droga en el zumito (porque mi hijo no bebe alcohol) y le ha dado por fumar... En fin, ese tipo de cosas tan naif como tontas. Los chicos y chicas fuman porque les da la gana, porque les damos dinero con el que pueden comprar tabaco y, sobre todo, porque el ser humano ha llegado hasta aquí experimentando con todo lo que se ha ido encontrando por el camino.
Los adultos (los que tenemos más de sesenta años, desde luego) seguimos excusando que los hijos fumen con eso de ‘quería ser guay’. Eso nos pasaba a nosotros cuando creíamos que ser como Paul Newman o como Audrey Hepburn sólo se podía conseguir con un cigarro en la boca. Era lo que veíamos en el cine. Ahora eso ya no pasa. Tal vez esto de fumar significa ser malo y es eso lo que quieren nuestros hijos; tal vez la hiperprotección que ejercemos sobre ellos les hace sentir que son unos pringados y quieren ser malotes de cigarro en ristre. No lo sé.
El caso es que fuman más que antes. Y beben. Más que nunca.
Eso sí, usted no se preocupe, su hijo es especial y no va a hacer nada malo, son los hijos de los otros los que intentan ser malotes. Usted ni caso, usted como hasta ahora.
G. Ramírez
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