Nuestra vida en el fango político (II)
La corrupción en la política española no es cualquier cosa, no es una corrupción cualquiera. En España, los políticos corruptos son garrulos, machirulos, maleducados y soeces. Los políticos corruptos en España tienen pinta de cerdo, de chulo nivel dios, de borracho de taberna. Y utilizan un lenguaje chusco, machista, propio de los mierdas que siempre presumieron de zumbar a la parienta y de ir de putas cada sábado. Esa es la cara visible de la corrupción en la política española, una corrupción protagonizada por sujetos que no saben hacer la o con un canuto, por personajes oscuros y agrios que prometen lealtad y dan traición (unos a otros).
Que el tal Koldo y dos secretarios de organización -de un partido político que se está quedando en la raspa con tanta mordida- sean capaces de repartirse cientos de miles de euros sin despeinarse es culpa de ellos mismos aunque, también, del que los ha nombrado y del corruptor. El que les nombra viste traje de chaqueta, habla inglés, tiene título universitario y dice ser inocente se mire por donde se mire. El corruptor es un tipo que te atiende en un despacho enorme, que luce camisas a medida y zapatos de piel. Son todos la misma cosa; unos más finolis que otros, pero la misma cosa.
Mientras media España celebraba que Pedro Sánchez quisiera regenerar la democracia, sus instituciones y la clase política, él elegía a lo peor de lo peor entre lo paleto, provinciano, chabacano y repugnante. Y es que estos de la nueva hornada son, además de corruptos, unos macarras de tercera. ¡Qué forma de referirse a las mujeres! En un partido que tomó la bandera feminista como propia hemos encontrado a los machistas más recalcitrantes, insultantes y penosos que se pueda recordar. Y es que estos corruptos de última generación son cutres para recibir la tela y asquerosos para gastar el dinero a espuertas. Y es que a estos tres elementos (el tal Koldo, Santos Cerdán y Ábalos) les falta inteligencia, la que se les supone al asumir cargos de responsabilidad política. Es necesario recordar que uno ha sido ministro, eso mismo y otro secretarios de organización del PSOE y otro… en fin, el otro es, sencillamente, una penita.
Pedro Sánchez debe asumir ya su responsabilidad. Le guste, más o menos, es responsable de todo lo que ha pasado. Y hace recordar a una Esperanza Aguirre que estaba rodeada de una banda de corruptos parecida (que fue en bloque a prisión) y ella decía no saber nada. Nadie creía que eso fuera posible y nadie cree que lo sea en este caso.
Y, mientras, mañana media España a madrugar, a trabajar duro, a pasar las de Caín para llegar a fin de mes, mientras otros roban a manos llenas sin escrúpulos.
Por cierto, que los que ahora disfrutan con tanta corrupción gritando que ya lo dijeron ellos y que no se podía esperar cualquier cosa, que no se vengan arriba antes de tiempo. Otros partidos han demostrado ser capaces de acumular un número de corruptos fuera de lo normal y los hay que terminarán salpicando de ladrones el panorama político cañí. Eso está garantizado.
G. Ramírez
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