’Nosotros y nosotras’ o el timo del siglo

Drenthe, Netherlands, ca. 1950. / Dolf Kruger

Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord decía que nadie podía sospechar cuántas idioteces políticas se habían evitado gracias a la falta de presupuesto. Creo yo que Talleyrand tenía toda la razón del mundo. Cuánto más dinero dedicamos a dar de comer a los políticos más bobadas tenemos que soportar. Y, por supuesto, más engaños, robos e insultos a la inteligencia por parte de una clase política garrula, tocina y peligrosamente inculta.
El paradigma de esto es, desde hace años, Irene Montero. Sin lugar a dudas, es lo peor que le ha pasado a la política española en décadas y, por extensión, a los españoles. No soporto los timos intelectuales, no soporto a aquellos que esconden sus enormes carencias tras una verborrea facilona de vendedor de tercera categoría. Y me parece el colmo que alguien con la talla intelectual de la peor ministra de la historia de España intente dar clases a diario de lo que sea. Un político ha de resolver problemas y no inventarlos haciendo creer a unos pocos que son los grandes afortunados del siglo por tener delante al mago o a la diosa de la palabra. y es que, por ejemplo, el destrozo que Montero ha provocado en el lenguaje es algo que se estudiará en el futuro. 
Las buenas ideas suelen terminar en manos de indigentes intelectuales que tratan de disimular lo que son soltando frases imposibles que los más tontos se tragan como dogma de fe (echen un vistazo a las religiones y verán que no invento nada). Montero y sus secuaces eligieron las grandes ideas feministas para armar un discurso disparatado y facilón que caló entre un buen grupo de personas. Para ello no dudaron en hacer trizas la sintaxis o la semántica. Y el lenguaje inclusivo se convirtió en eso, en una religión. Las razones por las que el lenguaje inclusivo es una patraña de burgueses disfrazados de pobres que pasan las tardes frente a un ordenador buscando su ideología, son rotundas. Ay, si supieran que las ideologías machacan el pensamiento y lo anulan y las ideas (las que no tienen) son las que hacen funcionar la cabeza... 
La señora Montero es una ignorante. Y los que siguieron (y siguen) sus instrucciones eran unos ignorantes que repetían como papagayos las idioteces ajenas. La señora Montero no sabe (y no lo sabe porque si lo supiera no diría tanta chorrada) que existen palabras neutras que funcionan como femeninas desde el punto de vista gramatical. Si digo ‘qué criatura tan bonita’ o ‘la víctima era joven’ nadie me mirará con ira si la criatura o la víctima son varones. No creo que ningún hombre del mundo tenga intención de comenzar una cruzada para que no se diga que los buitres son carroñeros y se comience a decir desde hoy que son carroñeros y carroñeras. Ni los logopedas del mundo reivindicarán que se les llame ‘logopedos’, entre otras cosas, porque nos íbamos a estar riendo de ellos toda la vida. 
La tontería llegó muy lejos y la fatiga que producía y el presupuesto que arrastró esta idiotez son monumentales. Un ejemplo: en el Ayuntamiento de Madrid, mientras Carmera fue alcaldesa, había un departamento que se dedicaba a que todos los documentos se escribiesen utilizando el lenguaje inclusivo. Si no se decía, por ejemplo, ‘nosotras y nosotros’ (¿no debería ser nosotras y vosotros?) el documento se devolvía al departamento correspondiente y se pedía rectificación. No cabe un tonto más en este mundo. ¿Cuánto dinero se ha dedicado en España a esta idiotez? ¿Qué se ha conseguido con ello? ¿No es esto otra forma de corrupción política? Montero con su ignorancia por delante. Montoro con su prepotencia y su maldad a espuertas por delante y por detrás. El tal Alvise con una cara más dura del siglo como escudo. Ábalos con su carnet de putero en la frente... Mucho arroz para tan poco pollo.
Una última pregunta. ¿Es peor que te roben dinero en sacos o que te dejen sin cultura?
G. Ramírez 

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