Paloma Loza: 'Tal y como te comportas en el rugby te comportas en la vida'
Paloma Loza mira todo como si tuviera que demolerlo. Con
seriedad, sin mostrar dudas, de forma casi quirúrgica. Pero, al mismo tiempo,
mira como si tuviera delante un cuadro de Velázquez, con ternura, con inmenso
cariño, con enorme delicadeza, como si estuviera estirando el dedo para señalar
eso que le emociona de cada cosa de la realidad. Camina con decisión, y
gesticula levemente para matizar lo que cree que es importante o irrelevante o
lo que toque. Lleva casi toda la vida vinculada al rugby de una forma u otra y
lo es todo en ese territorio aunque ella quiera rebajar la intensidad de la
afirmación, pasando de largo si se lo digo.
Ya les adelanto que esta ha sido una de las charlas más
acogedoras que he tenido en los últimos tiempos.
Paloma no sabe los años que lleva dentro del mundo del
rugby. ‘Son demasiados como para recordar tanto tiempo en un solo instante’.
Pero le pido que vaya haciendo memoria y que más tarde hagamos cuentas entre
los dos. ‘Casi cuarenta años’, termina diciendo. Ya has hecho cuentas, ahora
haz memoria, Paloma; le digo.
‘Comencé en el CEU. Casi de casualidad. Estaba con una amiga
en un bar en el que estaban los de ese equipo. Me dijeron que si quería jugar.
Recuerdo que fue el año en el que me suspendieron la selectividad. Era un
equipo de chicas y probé. Solo existían dos equipos en Madrid, Arquitectura y
CEU. Jugábamos cada quince días. (Lo recuerda con una sonrisa en los labios,
como queriendo decir que aquello era casi imposible). Más tarde ya se formó una
liga y un campeonato de España que ganamos hasta en tres ocasiones con el CEU.
Nos fusionamos con Alcobendas porque los chicos lo hicieron y nosotras íbamos a
remolque. Por tanto, fuimos las primeras jugadoras de Alcobendas. Ganamos
varios campeonatos de España.
¿En qué puesto jugabas?
‘Jugué en la línea de tres cuartos y era polivalente. Del 10
al 15 me iba bien todo. Incluso jugué de tercera línea alguna vez. Y en la
selección me ponían de zaguera.
Paloma Loza recuerda con cuidado, intentando no olvidar esos
detalles que dibujan mejor el pasado.
‘Con el tiempo, el equipo de Alcobendas se deshizo y junto
con una compañera, Mariana Marxuach, creamos el primer femenino de Majadahonda.
Allí acabé mi carrera de jugadora. Por aquel entonces, ya pitaba partidos de
rugby en Madrid y los del comité de árbitros me dijeron que tenía que pitar a
nivel nacional. Me tiré a la piscina y ahí me quedé ya’.
Le pido que olvide la falsa modestia para contestar a mi
pregunta ¿Te sientes parte importante de la historia del rugby femenino
español?
Paloma Loza (derecha) antes de arbitrar un partido de rugby |
‘Pues sí, he sido jugadora de club y de la selección
nacional, fisioterapeuta con selecciones de la Federación Española y árbitro.
Siempre abriendo camino. Así que sí. Mira, yo al principio ni se lo decía a mi
madre. La pobre no sabía que su hija jugaba al rugby. Pero lo sospechaba porque
llegaba de los partidos con la ropa sucia y rota. A una jugadora le teníamos
que lavar la ropa en casa porque en su casa no dijo ni pío, fíjate como era la
cosa. Ten en cuenta que el rugby no era un deporte popular ni siquiera entre
los chicos, figúrate entre las chicas. Jugábamos por cabezonería. Como sería el
asunto que, hablando con un jugador del Alcobendas, me dijo algo de la
selección nacional de chicas y le contesté que eso no lo verían mis ojos. Era
un imposible aunque acabamos haciendo de ese sueño una realidad. Debutamos en
Cardiff jugando un mundial (empatamos un amistoso con Nueva Zelanda), ganamos
en Treviso el europeo (cuando jugaban las inglesas, las francesas, en fin, las
buenas)... Ahora, visto con perspectiva, creo que fue una proeza todo aquello
aunque en el momento no sabíamos bien lo que estábamos consiguiendo. Fíjate,
vino a jugar a España un equipo universitario de Nueva Zelanda; muchas
jugadoras eran de la selección nacional de ese país, y nos invitaron a tres
españolas a jugar con ellas porque tenían lesiones. Les gustaba mucho nuestro
juego, cómo placábamos... Lo pienso ahora y digo ‘madre mía’.
Me intereso por su idea de futuro respecto al rugby femenino
español.
‘En este momento se está jugando la edad de oro en España y
yo me alegro muchísimo sabiendo que inicié el camino junto con un grupo de
jugadoras que arriesgó mucho en aquella época. Procuro hacer todo lo posible
por las jugadoras jóvenes porque se ha dado un paso de gigante y esto no se
puede estropear. Si trabajamos bien todo es cuestión de tiempo; llegarán los
grandes triunfos’.
¿Te han puesto fácil lo de arbitrar?
‘Pues no me lo han puesto difícil. En rugby, si lo haces
bien no tienes un solo problema. No he recibido insultos machistas, despectivos
o dolorosos. Tal vez sea porque esto es rugby. Fui la primera mujer que pitó la
máxima categoría masculina...’.
Paloma, siempre has inaugurado capítulos. La primera en
todo.
‘Ahora que lo voy diciendo me doy cuenta. No creas que era
muy consciente hace diez minutos. Te decía que fui la primera mujer árbitro que
pitaba a los chicos en máxima categoría (fue el partido que disputaron el Spyro
Bera Bera de San Sebastián y el USAP Barcelona, el 9 de abril de 2006 en la
capital guipuzcoana). Y me quisieron entrevistar en la radio junto con una
chica que pitó un partido de fútbol importante. No fue a la entrevista y me
enteré de que lo había dejado. La verdad es que los insultos que recibió eran
espeluznantes. Por eso te digo que en el rugby ha sido todo más fácil por la
forma de entender el deporte que tenemos dentro de este mundo tan nuestro. A mí
me han dicho que pitaba mejor que algunos chicos. También es verdad que he
tenido compañeros que me han ayudado muchísimo; me viene a la mente Felix Villegas,
por ejemplo’.
Paloma Loza (tercera por la derecha) entrenado con sus compañeras de la selección española. |
Hoy, es la vicepresidenta del Comité Nacional de Árbitros
español.
Para y se ríe. ‘Pues sí he sido la primera en todo. He sido
muy lanzada siempre. Una vez que daba el paso sentía temor y me decía ay, qué
estoy haciendo, pero ya estaba hecho. Pero no creas que soy una loca; si no me
siento preparada no hago lo que me proponen. En una ocasión me ofrecieron
llevar la selección nacional femenina y dije que no porque no me sentí
preparada para ello. Locuras las justas, pero si veo oportunidad no dudo mucho,
no’.
Tiene el nivel 3 de entrenador aunque le gusta más formar
árbitros. Y le gusta rodearse de los mejores. Paloma Loza hace un trabajo
maravilloso en la Federación Madrileña de Rugby, cuidando de las jóvenes
jugadoras que van apareciendo. Junto al presidente, Carlos Fernández de Luz
Lorenzo ‘Dompi’, al Director deportivo, Alfonso de la Cruz, y al resto del
staff federativo, crean programas de todo tipo y están consiguiendo que el
número de jugadoras vaya en aumento y que el nivel técnico sea muy alto. Paloma
Loza, detrás de un aspecto serio y algo distante, esconde un enorme cariño y
una gran delicadeza en el trato para las jugadoras. Las chicas se arriman a
ella para pedir consejo, para pedir auxilio cuando las cosas no terminan de funcionar,
para disfrutar de la victoria o buscando ese hombro que nunca falta en los
momentos más amargos. Paloma Loza sabe arropar a las jugadoras y eso es un
tesoro.
¿Te ha ayudado el rugby para salir adelante en la vida?
‘Siempre dije que el rugby ha sido una filosofía de vida.
Tal y como te comportas en el rugby te comportas en la vida. Si un jugador saca
mal genio y malas ideas en el campo, fuera del campo saca mal genio y malas
ideas. Y he procurado trasladar los valores del rugby a todo lo que he hecho en
otros ámbitos’.
Me pasaría un par de horas más hablando con Paloma Loza. Sin
embargo, el tiempo nos hace claudicar y nos despedimos hasta la próxima. Ojalá
sea pronto.
G. Ramírez
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