¿Podemos saber cómo será nuestra muerte?
Yo sí sé cómo será el día de mi muerte; en concreto puedo ver con claridad cómo serán las primeras horas en el infierno...
- Bienvenidos al infierno. Mi
nombre es Satanás. Durante toda la eternidad vais a coceros en esas calderas
que podéis ver a vuestra derecha. Los padecimientos serán horribles y nada que
podáis llegar a intuir se acerca a la realidad. Espero que vuestra estancia sea
horrorosa. Horrorosa de verdad.
- Perdón, señor Satanás. Verá, es
que a mí me habían dicho que todo esto era un cuento chino, que ni usted ni
este lugar existían. Por eso me descuidé un poquito mientras vivía. Quisiera
tener otra oportunidad. Me siento engañado. ¿No podría usted resucitarme un par
de días para arrepentirme y eso?
- Vaya, un gracioso. A ver que
alguien introduzca este alma en la caldera a presión. Mil doscientos años. Y si
grita otros setecientos. ¿Alguien quiere decir algo más?
- Sí. Mire, yo no debería estar
aquí. Se trata de un error. Seguro. Fui un modelo de bondad mientras vivía.
- Joder, siempre la misma
canción. Venga, se acabó, todos a las calderas. No quiero escuchar una palabra
más. Y lo digo también por ti. ¿Se puede saber qué coño haces? He dicho que
entres.
- Señor Satanás, soy escritor y
estaba fijándome en algunos detalles. Me gustaría en los ratos que no sea
torturado poder escribir. ¿Podré?
- A este le devolvéis. Al limbo,
al cielo, de vuelta a la vida, lo que sea. No quiero follones.
G. Ramírez
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