¿Puede un hombre ser feminista? (III)

© Robert Doisneau. Baiser Blotto, 1950

¿Somos sinceros todos los que nos declaramos feministas? ¿Prefieren los hombres quedarse en una zona neutral y cómoda para que el machismo siga instalado en la sociedad y, así, seguir viviendo con claros privilegios respecto a las mujeres? ¿Esa es la mejor postura ante un problema enquistado desde hace siglos en las sociedades o es preciso que los hombres den un paso al frente y sean 'feministas de verdad'? Estas son preguntas que me planteo desde hace algunos días tras conversar con una buena amiga.

Es cierto que los hombres, en general, bien sea porque se lo consienten en casa, bien porque se colocan detrás del problema y siguen la estela machista sin que nadie les reproche nada de nada, o bien porque se proclaman feministas siendo todo lo contrario; tienen (tenemos) pendiente mucho por hacer entre nosotros para enfrentar la igualdad como un reto indiscutible por el que hay que pelear de forma activa. Mirar los problemas como las vacas miran los trenes pasar no deja de ser una actitud muy contraria a los intereses de las mujeres y, por tanto, de los de nuestra sociedad. Porque mientras no exista una igualdad cierta entre hombres y mujeres, la sociedad será esclava de sí misma por sus carencias, por sus defectos y por sus injusticias.

Señores, no podemos asistir a las diferencias absurdas de siempre sin reaccionar ante ellas. Si en la oficina sabemos que siempre son beneficiados los hombres aun siendo peores profesionales o unos caraduras, debemos protestar. Si en la tasca alguno comienza a decir idioteces machistas se le dice y se le afea la conducta. Si algún hombre trata con displicencia o condescendencia a la mujer que ejerce un cargo de responsabilidad por el hecho de serlo (mujer y jefa) hay que hablar con él y poner las cosas en su sitio. Y es que si un jefe es un maleducado con todos los empleados o eleva el tono sin ton ni son con todos, hay que aguantar hasta que el cuerpo diga basta; pero si el trato es discriminatorio con las mujeres, hay que parar eso sin miedo.

Ser feminista es reconocer la igualdad entre hombres y mujeres; reconocer la condición humana en hombres y mujeres sin diferencias. Y eso requiere un compromiso por parte de todos. Por tanto, el que se llene la boca con la palabra que piense si realmente es merecedor de pronunciarla sin sentir una enorme a inconfesable vergüenza.

G. Ramírez

¿Puede un hombre ser feminista? (I)

¿Puede un hombre ser feminista? (II)

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