¿Puede un hombre ser feminista? (IV)

Kathrine Switzer se convirtió en la primera mujer en terminar el Maratón de Boston, a pesar de los intentos de los organizadores de la carrera de impedirle competir.

¿Se puede ser hombre y feminista al mismo tiempo? Se puede y se debe. Otra cosa es que serlo se convierta en un problema irresoluble. No son pocos los hombres que miran con cierto desdén a los que son feministas. Y no son pocas las mujeres que insisten en meter a todos los hombres en el mismo saco negando el pan y la sal a cualquier varón que se encuentren por el camino sin que les parezca que algo se ha avanzado (por poco que sea) en el camino que lleva a una verdadera igualdad entre hombres y mujeres.

El caso es que los hombres feministas están colocados en un territorio inhóspito y muy incómodo. Ya les digo yo que algunos ya estarán pensando que el autor de esta columna en un maricón de mierda y algunas que es imposible que un hombre sea amigo de las mujeres y sí el enemigo público número uno.

El término feminista se ha interpretado siempre mal y de forma parcial. Por ejemplo, es muy habitual que algunas mujeres digan eso de ‘yo soy femenina y no feminista’ como si una cosa tuviera algo que ver con la otra. Y suelen ser personas que, como todos los demás, se han tenido que buscar la vida para que su hueco no fuera un sueño imposible o algo parecido. Por cierto, conozco a cientos de mujeres feministas y femeninas al mismo tiempo, da gusto hablar con ellas y lo único que quieren es que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades en la vida, los mismos derechos y las mismas obligaciones.

Para muchos (hombres y mujeres) las feministas son una especie de locas que protestan por protestar, lesbianas (cosa que es completamente irrelevante, claro) o a punto de saber que lo son, enemigas del hombre y un peligro para el sistema machista que ha ordenado todo durante siglos. Por ejemplo, mi madre piensa así. Es una adorable ancianita que apenas pisó un colegio, que sufrió el nacional catolicismo y que aprendió que la mujer debe ser sumisa frente al hombre. Siempre escuchó que el feminismo era una especie de lacra y, como no había nadie cerca para decir lo contrario, se lo tragó y sigue pensando en unos términos que resultan dolorosos para ella misma, para sus nietas y su bisnieta. Pero conozco hombres y mujeres que dicen lo mismo habiendo recibido una educación exquisita y habiendo tenido oportunidad de construirse un criterio sólido y acertado. Todos confunden el término feminismo con cualquier cosa que resulte destructivo, tóxico y contrario al significado real de la palabra.

Las feministas más radicales son, como todos los radicales del mundo, un auténtico desastre para la causa. Rechazan la participación del hombre en el movimiento, dibujan una realidad en la que el sufrimiento de la mujer va mucho más allá del real. Por ejemplo, la que fue ministra de Igualdad, Irene Montero, hablaba de la criminalización del movimiento feminista porque las manifestaciones de Madrid, previstas para el 8M en plena pandemia, se prohibieron por cuestiones de salud pública. Si bien es cierto que aquí se manifestó hasta el tato después del confinamiento por la Covid-19 no se puede hablar en esos términos. Criminalizar es otra cosa. Ya digo que los cazurros suelen confundir los términos y sus significados.

Como vamos viendo, ser feminista no es fácil. Nada fácil.

G. Ramírez

Puedes leer columnas anteriores en estos enlaces: 

¿Puede un hombre ser feminista? (I)

¿Puede un hombre ser feminista? (II)

¿Puede un hombre ser feminista? (III)

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